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Indignarse es Fácil, Rendir Cuentas no Tanto!

by | Mar 5, 2025 | Liderazgo | 0 comments

Cada persona es selectiva con respecto a su indignación. Lo vemos en la política, en los negocios, en la cultura—en todas partes. Pero, ¿qué separa la indignación que conduce a un cambio significativo de la indignación que es solo ruido? La rendición de cuentas.

Tomemos como ejemplo al gobierno federal. La administración de Trump, junto con el ethos libertario de Elon Musk impulsado por DOGE, ha actuado rápidamente para recortar fondos y reducir la fuerza laboral federal. ¿La justificación? El gobierno es inflado, ineficiente y mal administrado. Los conservadores han canalizado su indignación en acciones, recortando presupuestos, eliminando roles y exigiendo cambios rápidos.

Mientras tanto, la izquierda también está indignada, pero por razones completamente diferentes. Ellos ven caos, imprudencia y un gobierno que está siendo desmantelado de maneras que tendrán consecuencias a largo plazo. Argumentan que lo que impulsa estos recortes es la propaganda, no el pragmatismo. Y están furiosos por lo que perciben como políticas racistas y saludos nazis.

Si dejamos de lado el partidismo, ¿en qué están realmente de acuerdo ambos lados? En que la incompetencia es inaceptable. Ya sea el gasto derrochador o una transición desorganizada, a nadie le gusta ver que las cosas se manejen mal. El problema es que la incompetencia es fácil de atacar, pero también lo es cualquier cosa que la gente no entienda completamente.

Tomemos el caso de DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión). El movimiento para desmantelarlo ha sido alimentado por la frustración con iniciativas corporativas ineficaces. Creo que esto es lo que Johnny C. Taylor, CEO de SHRM, intentaba evitar al enfocarse en I&D (Inclusión y Diversidad)—puedes ver mi entrevista con él sobre este tema aquí (enlace). Pero, ¿es DEI el problema en sí, o es la forma en que se ha implementado? Al igual que con los recortes gubernamentales, la pregunta real no es si algo debería existir, sino cómo debería funcionar de manera efectiva.

La indignación es fácil. ¿Convertir esa indignación en rendición de cuentas? Ese es el verdadero trabajo. Y ahí es donde debe dirigirse la conversación.

En ISSANOVA, utilizamos un marco simple de cuatro preguntas para ayudar a los líderes a asumir responsabilidades:

Verlo – ¿Qué está sucediendo realmente?
Asumirlo – ¿Qué parte de esto puedo controlar?
Resolverlo – ¿Qué más podría intentar?
Hacerlo – ¿Qué acción tomaré y para cuándo?

Es importante hacerse estas cuatro preguntas, porque la rendición de cuentas no es algo de una sola vez. Es una práctica. Y si estamos serios acerca del cambio, es el único camino a seguir.